La publicidad
maneja muy bien los argumentos necesarios, con las argucias perfectas para que
los niños prefieran y exijan determinados productos para el consumo. Estos productos, en vez de generar un buen
estado nutricional, producen enfermedad debido al alto contenido de azúcar,
colorantes artificiales muchas veces tóxicos, así como aditivos
alergénicos. Toda esta publicidad nos
llega a través de diversos medios escritos, televisivos, charlas gratuitas
auspiciadas en los colegios e internet, principalmente.
Los padres
que tienen niños pequeños y adolescentes, deben pensarlo más de dos veces antes
de acceder a las peticiones insistentes e incluso exigencias de sus hijos. En vez de ello, más bien, explicarles los daños que generan los
alimentos envasados.
Por
ejemplo:
·
Hacen
daño al corazón porque contienen grasas saturadas y grasas trans.
·
Generan
obesidad debido a la cantidad de azúcar que contienen.
·
Las
frituras: papas fritas, alimentos broaster, fried chicken, apanados, nuggets son cancerígenas ya que contienen acrilamidas
y grasas trans.
·
Tienen
exceso de sal, lo que genera hipertensión, situación que daña el sistema
circulatorio.
·
Muchos
colorantes y aditivos artificiales,
prohibidos en muchos países pero todavía utilizados en el nuestro, generan
alergias y asma en muchos niños sensibles.
Las grandes
empresas fabricantes de alimentos chatarra son las responsables de crear y publicitar todo tipo de productos dañinos denominados
también ultra procesados y especialmente dirigirlos a los niños, como los
siguientes por poner solo algunos ejemplos:
·
Coca
cola con su gama de bebidas gaseosas
llenas de azúcar y colorantes artificiales que supuestamente darán
felicidad y diversión, generando en realidad obesidad y diabetes;
·
Nestlé
con sus cereales azucarados y leches infantiles azucaradas, entre muchísimos
otros productos dirigidos a niños, que supuestamente les darán energía y
vitalidad, generando en realidad
obesidad y todos los transtornos que secundariamente acarrea como diabetes, hipertensión,
hipercolesterolemia, cáncer incluyendo las caries dentales y la baja autoestima
principalmente;
·
Los
cereales Ángel con su slogan Nutrición Verdadera, generan obesidad verdadera
con el consumo de sus productos infantiles.
·
Ni
qué hablar de las cadenas de comida rápida y grandes empresas de comida
chatarra que intentan lavarse la cara organizando Maratones y movimientos
caritativos, cuando a sus clientes les venden enfermedad de forma agresiva y
engañosa, doble mensaje: esquizofrenia
de imagen.
Lo que no
se percibe o al menos lo que no perciben muchos padres y niños es el daño que
generan los alimentos chatarra, resumido en la expresión, “ pero consumiéndolos
de vez en cuando no les pasa nada”. La
cosa es que no se consumen de vez en cuando, sino que se han convertido en
alimentos cotidianos, consumidos diariamente en casa, en los clubes, colegios,
cumpleaños, reuniones, etc. Lo cierto es que la comida chatarra genera
más enfermedad y mortalidad que el cigarrillo, pero esto no se sabe, no se percibe de esa forma, no se conoce. La figura de un niño comiendo chatarra es
peor que la de un niño fumando, pero la percepción en relación a la comida
chatarra es más relajada que la de un niño fumando. Es decir, no se le considera tan mala como
verdaderamente es, quizá por lo generalizado de su consumo, alta publicidad,
bajo precio, varias generaciones de consumo,
relativo corto tiempo, pocos medios y nula publicidad estatal en alertar
a la población del daño que generan.
Tips para que los niños reflexionen sobre lo que comen y sobre lo que le
dice la publicidad engañosa, para el cambio de conducta hacia la comida.
Luis Alfonso Vera Cruzado
Primer Decano del Colegio de Psicólogos del Perú, Consejo Regional IV
Consejos para animar a los niños a
comer saludable
-
Predicar con el ejemplo. Esto es básico: los niños imitan y
quieren parecerse a los mayores. En una casa donde los vegetales no forman
parte de la dieta de los adultos, es muy difícil incluirla en la de los
pequeños. Si los mayores también consumen verduras, éstas les hará bien no sólo
a los niños, sino también a sí mismos.
-
“Todo entra por los ojos.” Lo
que más molesta a los niños es que la comida se convierta en una interrupción
de su entretenimiento. Por eso, una de las alternativas es lograr que la comida
también sea entretenida, que tenga su toque de diversión. Una de las maneras de
conseguirlo es a través de los cortes de las piezas de fruta y las posibles
combinaciones con otros elementos alimenticios. Es mucho más atractivo para el
niño, y acrecentará sus ganas de comer, recibir una fuente multicolor, etc.
-
Promover la participación de los niños. Esta
colaboración puede lograrse en la preparación de los alimentos. Mientras la
persona mayor cocina, el pequeño puede organizar su presentación o realizar
alguna otra tarea que no implique riesgos. Este contacto y su cercanía con la alimentación
sana ayudará a que aumenten sus deseos de probarla. También se puede incluir al
niño en la toma de decisiones con preguntas como: "¿Qué comemos hoy, lechuga
o espinaca?". Esto no sólo ayuda a que se sienta más implicado, y como
consecuencia más propenso a comerla, sino que además permite conocer mejor sus
gustos y preferencias.
-
Evitar obligar y menos insistir
demasiado. Si
comer sano se convierte en una exigencia, u ofrecer alternativas sanas supone
un momento de tensión y discusiones, es probable que el niño acabe por asociar este
momento con situaciones negativas, lo cual causará un comportamiento contrario
al deseado. Si el pequeño se niega, después de algunas propuestas, lo más
conveniente es dejarlo. Pero si, por ejemplo, el adulto come más tarde la fruta
que el niño ha rechazado y manifiesta lo agradable que es su sabor y lo mucho
que la ha disfrutado, el pequeño aumentará su curiosidad y sus deseos de imitar
y de complacer a quien le cuida.
Recordemos
que los hábitos alimentarios de los niños deben ser impartidos desde la familia
durante los primeros años de vida. Insistimos en que, aunque muchas veces
parezca que es imposible, la única manera de que los niños aprendan a comer de
forma saludable es en el medio familiar. Desde sus primeros años, los chicos
pueden tener preferencias y rechazos hacia determinados alimentos, pero es
función de la familia orientar el consumo de alimentos en cantidad, variedad y
frecuencia hacia una alimentación equilibrada y saludable. Y por último, el
momento del compartir la alimentación es buen espacio para integrarse como
familia.
Uno de
los anhelos más grandes de los niños es el de crecer sanos y fuertes, ser más
grandes que sus padres. Este anhelo es utilizado perversamente por las empresas.
Los padres tienen acá la oportunidad de explicar a los niños la verdad sobre
los productos envasados dirigidos hacia ellos y la publicidad, en el sentido
que la empresa no dice la verdad cuando anuncia que al consumir su producto
todo alrededor cambia y se vuelve felicidad, sino que su salud empeorará porque
están propiciando el consumo de una gran cantidad de azúcar que daña al
organismo. O, que comiendo papas fritas
y hamburguesas propicias el daño del corazón.
Los
alimentos naturales: frutas, vegetales, preparaciones caseras, exceptuando los
alimentos empanizados y postres, deben ser los alimentos cotidianos de los
niños en casa y en el colegio, academia, universidad. Es decir, debemos crear espacios saludables
en los que sea fácil evitar los alimentos envasados ultraprocesados, definidos
como aquellos alimentos que no sabemos qué son ni qué contienen, conocidos
también como los alimentos Frankenstein.
Son dañinos para el organismo por la gran cantidad de azúcar y/o sal, y/o grasas saturadas y trans que contienen. Los alimentos
naturales, como el agua, frutas, sanguches, estofados, menestras, pescados,
arroz son los alimentos con los que los
niños deben crecer y desarrollarse.
Mg.
Geraldine Maurer
FB: Alertanutricional
Psic.
Luis Alfonso Vera Cruzado
Especialista en pareja y familia
FB: luisalfonso.veracruzado
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21 de febrero 2013
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